Dentro de nuestro propósito por evidenciar muchas de las
indeseables cosas que hemos comido y estamos comiendo, antes de comenzar a
profundizar creemos oportuno dar una corta reseña histórica, a estos temas
relacionados con la industria de los alimentos, aquella con la que se han y se
siguen haciendo multimillonarias fortunas.
Cabe aclarar que no se critica que existan florecientes
negocios en torno a los alimentos. Lo que se critica y se denuncia, son las
dañinas prácticas que muchos han hecho y que seguirán haciendo contra nuestra
salud y a nuestras espaldas.
Podemos partir centrándonos aproximadamente al comienzo y
desarrollo de la Primera Guerra Mundial (1914 - 1917), donde ya no sólo es la
Gran Bretaña la que consiguió industrializarse, sino que en otros lugares se da
un fuerte proceso de desarrollo como lo son Europa Occidental, Estados Unidos y
Japón.
Esta importante etapa de desarrollo trajo una necesaria
revolución científica, gran cantidad de inventos, la utilización masiva de
diversas fuentes de energía como el gas y el petróleo, la producción en serie y
para el caso que nos ocupa la producción en masa de bienes de consumo.
La ajetreada vida que se comenzó a vivir en aquellos días,
hizo que muchas “costumbres sanas” cambiaran. Ante la necesidad de
potencializar el factor de producción hora-hombre,
ya no era concebible que los obreros y personal salieran de las fábricas a
tomar sus alimentos, sino que era mejor darles la alimentación en sus sitios de
trabajo y con ello se optimizaría el tiempo en aras del crecimiento en la
producción.
Para resumir y no extendernos, con todo este proceso aparece
la semilla de un negocio sin precedentes: los “enlatados en forma industrial”… En otras palabras alimentos
almacenados en recipientes metálicos, los que requerían cantidades de “sustancias” para preservarlos
en el tiempo y contra la acción de diferentes agentes.
La industria alimenticia ha evolucionado a nuevas formas de
envases, tipos de productos y por supuesto nuevos procesos de conservación, que
ha llevado a que se creen y desarrollen profesionales especializados en
alimentos que velen por la sanidad ante todo.
Hasta aquí toda esta historia parecería normal, sino es por
lo que se refiere a ciertas sustancias
dañinas, manipulación genética y “química a la lata” de la que se han
valido muchos por muchísimos años, sólo con el interés de vender y vender, sin
que los haya frenado prácticamente nada ni nadie ante nefastas consecuencias y
tristes estadísticas.
Hoy gracias a la facilidad que nos da el Internet ya podemos ver más allá de lo que muestra la publicidad, pudiendo evidenciar y difundir muchas cosas antes desconocidas, labor que creemos vital, ya que en conjunto aún tenemos mucho poder para que cambien las cosas, frente a un problema en el que estamos metidos todos.
El poder de decidir si compramos o no compramos ciertas marcas
y productos, es lo que puede comenzar a marcar la diferencia a nuestro favor,
en una desequilibrada balanza de muchas muchas décadas. Si tenemos que vivir en
esta “Era de la Alimentación Manipulada” que sea sin vendas en los ojos.
En nuestro siguiente Post veremos como una emblemática marca
a nivel mundial ya ha sentido el poder de los consumidores y ante una caída en sus ventas, han comenzado a hablar de dejar de utilizar tanta
química y cosas dañinas en sus recetas.